Mayo de 2006
Lucho, con más de 20 años recorriendo huellas del pais, compró su primer camioneta 4x4, una Suzuki Vitara corta con casi 14 años pero muy bien cuidada, casi podría asegurar que nunca en su vida abandonó la cinta asfáltica.
- ¿Vamos a probarla? Me propone
¿Por qué no armás algo para estos cuatro dias que se conjugan con el 25 de Mayo y vamos a ver como anda? Agrega.
En realidad no debió insistir mucho más para que mi mente volara recordando unas huellitas que había descubierto en unas fotos satelitales de la provincia de Mendoza.
Unas salían del antiguo "camino del telégrafo" desprendiéndose hacia el norte y sur en busca de Villavicencio y Cacheuta respectivamente.
¿Existirían?
¿Serían transitables?
Otras había visto que se desprendían al norte del camino que va de Mendoza a Uspallata por Villavicencio y la Cruz del Paramillo, ex camino internacional a Chile y actual RP52.
Justo unos días antes, en un intercambio de mails con Jorge Oviedo (mendocino residente en Baires), me comenta de relatos de su infancia transitando esa vieja RN7 que iba a Chile por Villavicencio, mucho antes de que se cambiara totalmente su traza para hacerla pasar por Cacheuta y Potrerillos.
Me dice entonces, que no era una sino dos las rutas y tenían un solo sentido de circulación cada una. Efectivamente, los empinados caracoles que se encuentran despues de pasar el viejo Hotel Termal de Villavicencio y antes de llegar al punto más alto del recorrido en la Cruz del Paramillo, eran un obstáculo casi insalvable para los camiones de la época, con poca potencia, radiadores sin presurizar, sin turbocompresores en sus motores, sin direcciones de potencia y sin ninguna de las comodidades y prestaciones actuales.
Fue así que entonces ese tramo del camino solo se utilizaba en sentido de "bajada", desde la Cruz hacia Villavicencio.
Para subir había otro camino, se deslizaba un poco más al norte por la Quebrada del río Toro, pero hace muchos años que no se usa y se lo "tragó" la naturaleza, casi no existe, me dice Jorge.
Sin embargo, con mucha paciencia descubrí parte de su traza en las fotografías satelitales y armé unos tracks (que luego incorporé a ViajerosMapas como huellas "XX" -sin relevar-).
¿Qué quedará de aquel viejo camino?
¿Se podrá transitar en 4x4?
¿Que más, qué más? Se entusiasma Lucho mientras le cuento los planes...
- Y, mirá, por la zona también hay muchas huellas mineras abandonadas, si querés las recorremos.
Además, camino a Mendoza, en San Luis, nos quedaría a mano para relevar unas cuantas huellas que cruzan zonas casi despobladas, como esa que sale pegada al río Desaguadero, límite con Mendoza, rumbo al norte...
- Siiiii !!. Le metemos desde el miércoles a la mañana hasta última hora del domingo.
Cuando le confirmo a Jorge Oviedo de nuestra decisión de visitar su Mendoza natal, nos propone una reunión donde nos acerca información muy inquietante...
Son 6 cartas topográficas del IGM del año 1.936, escala 1:50.000 con los nombres de todos los cerros y filos de la zona, así como numerosas huellas mineras y la traza de los distintos telégrafos de las compañias inglesa y norteamericana que nos comunicaban con Santiago de Chile atravesando la cordillera de los Andes.
El broche de oro es la historia que nos cuenta (y de la que nos trae info), de un avión militar norteamericano caido en 1946 en las laderas del Cerro Pelado y del que aún se podrían encontrar algunos restos!!
También descubrimos en esas cartas topográficas de 70 años de antigüedad, una enigmática marcación que dice "Ruinas" hacia donde llega una punta de rieles y de donde parte otra línea con la inscripción "Decaurille destruido" que acaba en dos yacimientos mineros de cal, denominados "Mina Salagasta".
Otra vez la curiosidad comienza a recorrer las circunvoluciones de nuestro cerebro.
¿Que serán esas "ruinas"?
¿Existirán aún?
¿Podremos llegar allí?
¿Y del ferrocarril, quedará algo?
Bien, marquemos el WPT (waypoint -localizacion en el GPS-) y veamos si podemos llegar hasta allí.
En realidad al final se habían acumulado demasiados objetivos para un viaje de 5 días (dos de ellos de enlace), y aún no sabíamos cómo respondería la Vitara estárdart y "pistera", fuera del camino.
Por suerte todos nuestros viajes son a agenda abierta, o sea, podemos modificar a nuestro antojo destinos y recorridos de acuerdo a las contigencias o deseos que se nos vayan presentando.